No basta con ser simplemente marido o mujer, debemos convertirnos en compañeros
Un compañero de verdad conoce el tiempo para conversar y el momento preciso para disfrutar el silencio, acepta ser nuestro apoyo, nos aconseja cuando tenemos dudas y nos ayuda a no sentir angustia.
No basta
con ser simplemente marido o mujer, debemos convertirnos en compañeros
capaces de comunicarnos con franqueza y estar preparados para crecer
juntos.
Usualmente los novios no consideran que buscar pareja es conseguir a
un compañero de por vida. Generalmente solo se preocupan por la pasión y
el amor, dejando de lado el compañerismo. Aunque a veces pensamos que
el compañerismo es parte del amor, no siempre resulta así. Este es el
don de entregarse, de renunciar, de acompañar al otro. No toda compañía
está ligada al amor-pasión, ni todo amor-pasión es una compañía. Una
cosa existe sin la otra.
Vemos relaciones que pueden durar muchos años sin verdadero
compañerismo ocasionando daños para las personas involucradas. El amor solidario
existe entre padres e hijos, entre hermanos, familiares, incluso entre amigos
muy especiales. En definitiva, para que haya compañerismo entre dos seres, debe
haber amor entre ellos.
Cuando vivimos en pareja siempre se presenta algún tipo de
sacrificio, en ocasiones debemos abandonar nuestros planes personales en pro de
la pareja. Pero un verdadero compañero sabe que el amor solidario no se olvida
del otro, sino que se construye y se vive de la mano, siempre juntos. Aunque
toda vida en pareja debería guiarse por el compañerismo, este no siempre es
bilateral, existe el compañerismo unilateral, este se da cuando solo uno de los
dos en la relación es compañero y acepta la condición de dar sin recibir.
Este es el caso de ejecutivos extremadamente exitosos que tienen en
casa a una compañera-mujer dedicada exclusivamente a las tareas
domésticas que se esfuerza por garantizar la comodidad del marido y de
los hijos. Pero no todas las amas de casa o los maridos que trabajan son
compañeros, cada parte de la relación juega un rol primordial para
garantizar la estabilidad y la felicidad del grupo familiar, en este
sentido la mujer debe sentirse útil e importante por su esfuerzo y el
esposo debe apoyar y ser comprensivo.
Sin embargo, hay un gran número de amas de casa que se
sienten frustradas, no hablan del tema porque siguen apoyando a sus esposos
cueste lo que cueste. También hay quienes, a pesar de no haber pensado nunca en
ser amas de casa, se sorprenden de estar completamente satisfechas en esta
función, porque crean lazos de compañerismo muy fuertes con sus maridos. Es decir,
se trata de encontrar la medida justa para la pareja y entenderse mutuamente.
Fuente: https://www.reflexiones.life
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