¿Para qué sirven las emociones?

 

¿Para qué sirven las emociones?

 Las emociones cumplen un rol muy importante en la vida de todos nosotros, al punto de que muchas decisiones dentro de ella han dependido del estado emocional.


 Algunos las clasifican en buenas y malas; otros, en positivas y negativas. Por lo general, incorporamos con bastante facilidad aquellas de tipo placenteras, y queremos desechar por completo aquellas que nos causan incomodidad, y aún más: ni siquiera sabemos reconocerlas, menos gestionarlas; convirtiéndose, entonces, en un estorbo.
Podemos comenzar a dar un giro a estos prejuicios, otorgándoles una oportunidad a todas las emociones, decidiendo no eliminarlas del mapa.
Considerarlas como una verdadera brújula, capaces de ser una señal para guiarnos en nuestras vidas.
El problema no son las emociones en sí, sino cómo gestionarlas, lo que tiene como punto de partida, el aprender a reconocerlas y utilizarlas de tal manera que se conviertan en aliadas para transitar en la vida accionando y no reaccionando. 
Si gestionamos mal, se provocan bloqueos y malestar. 

 Las consecuencias de la mala gestión de las emociones 


Esa mala gestión es un indicador de que hemos perdido esa serenidad y nos convertimos en seres que solo reaccionamos ante los acontecimientos, trayéndonos como consecuencias:
 • Limitación en los resultados y objetivos
 • Dificultad en la comunicación.
 • Desgaste en las relaciones personales. 
 • Alteración de la salud mental. 
 • Efectos sobre la salud física. 

Las emociones de las personas con mala gestión emocional sufren altibajos, pueden pasar de la alegría al enfado rápidamente, carecen de la capacidad para controlar estas emociones provocadas por estímulos tanto internos como externos, y de manejarlas voluntariamente.  Quien carece de esta capacidad de autocontrol, se deja gobernar por las emociones que experimenta a cada instante y éstas regulan su comportamiento. 

Además, cuando se está inmerso en alguna emoción, no se es capaz de pensar con claridad y reaccionan en función de estas, aunque no sea adaptativo para el contexto en el que se encuentren.  

¿Cómo identificar una mala gestión emocional?  

 Una persona que se le dificulta gestionar sus emociones pude tener algunos de estos signos:  

  •  Menospreciar las muestras de cariño.
  •  Restar valor a las noticias positivas.
  •  Reaccionar con frialdad y distancia ante eventos negativos. 
  •  No corresponder a las muestras físicas de afecto.  
  •  Reaccionar de forma impulsiva, actúa sin apenas pensar y sin reflexionar en las consecuencias de sus actos. 
  • Suele estar a la defensiva.  
  • Estar enfadados o deprimidos ante situaciones de estrés.  
  • Dificultad para mantener la atención en algo concreto durante tiempo prolongado. 
  • Se muestra impaciente. 
  • Tiene verdaderas dificultades para resistir a la tentación. Cuando tiene una necesidad se ve obligada a satisfacerla en el momento.  

Consecuencias de la mala gestión emocional 

 Algunos problemas de la mala gestión emocional pueden ser:  

  1. Depresión. La sensación de desesperación y cansancio emocional.
  2. Ansiedad. Alteración interna.  Acumulación de mucho resentimiento hacia nuestro entorno.  
  3. Miedos exagerados. La persona ve todo como una amenaza, tiene una imagen del futuro negativo hacia cualquier situación o persona por miedo a no poder controlar sus emociones.  
  4. Sentimiento de culpa. Puede llegar a sentirse culpable por cualquier error, o pensar que ha sido responsable de situaciones en las que no tiene ninguna participación.
  5. Perfeccionismo. Cuando alguien trata de ser perfecto, trata de prevenir los problemas y los errores.  Autocrítica exagerada por no tener el control de sus experiencias y comportamientos. 

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